Cuando desde hace tiempo en muchas ciudades se controla la calidad de los "artistas" callejeros, aquí en Palma que no hay ningún tipo de restricción se siguen viendo, y con bastante frecuencia a "orgullosos discípulos" de un antiquísimo y típico espectáculo.
Menos mal que ahora se han renovado, por aquello del respeto a los animales, la cabra ya no trabaja.
Escribo esto desde la Plaza de Santa Eulalia, no pudiendo evitar que una pareja de "artistas" ataque mis oídos por encima de mi MP3. Llevan unos diez minutos machacando el oído de los clientes de las terrazas, los vecinos y de cualquiera que pase por allí. El acordeonista, bueno sería para amenizar una pequeña Fira, pero el percusionista con su tambor de lata, va no se sabe bien porque derroteros musicales.
Afortunadamente en España hemos mejorado mucho, en muchos aspectos, pero se sigue viendo con frecuencia la indeseada imagen que tienen los extranjeros de la España de pandereta…, y esta se ve reforzada cuando nos visitan y siguen contemplando dichos espectáculos.
Hay ya bastante gente, que no sabiendo dar una negativa, deja de acudir a ciertas conocidas terrazas, dado que los "espectáculos" encarecen el precio a pagar por estar allí, no pudiendo ellos elegir y debiendo contemplar uno nuevo cada 15 o 20 minutos.
Si en otros sitios se exige unos mínimos, será por eso que aquí SOLO recibimos lo que en otras ciudades no son aceptados, y ya empiezan a ser una PLAGA.
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