A raíz de las últimas incidencias acaecidas en el Hospital Son Llàtzer, se está pensando en limitar los acompañantes de los pacientes en Urgencias.
Lo encuentro razonable, pero desearía que fuese extensible al resto de los servicios. Porque los acompañantes, en su mayoría, sin llegar a los excesos de los que llegan a agredir, son muchas veces molestos para sus propios familiares o conocidos, pero muchísimo más para los otros enfermos de la misma habitación.
En los últimos tiempos, he estado hospitalizada frecuentemente y he visto en su mayoría casos de autentica falta de respeto hacia todos.
Ayer la ultima vez, que en el mismo Son Llàtzer, para una intervención ambulatoria, es decir una intervención leve, estando yo a la espera de acudir al quirófano, irrumpieron en mi habitación la otra paciente, a intervenir también de forma ambulatoria, con 2 adultos y una niñita de 14 meses, toqueteándolo todo. Se instalaron en la habitación como si estuviesen en su casa, y no hubiese nadie más allí, con el tono de la conversación bastante alto, y llegaron a ser con el tiempo 3 adultos y 2 menores paseando por habitación, hablando y chillando el bebé, incluso cuando su abuela dormía recuperándose de la anestesia.
No se como terminaron, porque ante esa situación yo adelante mi ALTA voluntariamente y me fui del hospital, dejándoles en una conversación de fútbol mientras la paciente roncaba placidamente su recuperación.
Pero que la Gerencia del Hospital Son Llàtzer, no se queje, cuando por escrito pide que los pacientes acudan acompañados, e incluso quieren que ellos realicen “trabajitos” inherentes al hospital: retirar “cuñas”, tramitar otras consultas, cuidar de los “sueros”, etc.
Esas cosas solo ocurren en España. El acompañante solo debe ser un sostén psicológico de paciente, y debe molestar lo menos posible, haciendo uso de las salas de espera, cafeterías e incluso de W.C. de uso general y no los de las habitaciones de los pacientes. Todo esto es de sentido común. Rogaría que se hiciese una campaña informativa, para ver de concienciarlos.
Lo encuentro razonable, pero desearía que fuese extensible al resto de los servicios. Porque los acompañantes, en su mayoría, sin llegar a los excesos de los que llegan a agredir, son muchas veces molestos para sus propios familiares o conocidos, pero muchísimo más para los otros enfermos de la misma habitación.
En los últimos tiempos, he estado hospitalizada frecuentemente y he visto en su mayoría casos de autentica falta de respeto hacia todos.
Ayer la ultima vez, que en el mismo Son Llàtzer, para una intervención ambulatoria, es decir una intervención leve, estando yo a la espera de acudir al quirófano, irrumpieron en mi habitación la otra paciente, a intervenir también de forma ambulatoria, con 2 adultos y una niñita de 14 meses, toqueteándolo todo. Se instalaron en la habitación como si estuviesen en su casa, y no hubiese nadie más allí, con el tono de la conversación bastante alto, y llegaron a ser con el tiempo 3 adultos y 2 menores paseando por habitación, hablando y chillando el bebé, incluso cuando su abuela dormía recuperándose de la anestesia.
No se como terminaron, porque ante esa situación yo adelante mi ALTA voluntariamente y me fui del hospital, dejándoles en una conversación de fútbol mientras la paciente roncaba placidamente su recuperación.
Pero que la Gerencia del Hospital Son Llàtzer, no se queje, cuando por escrito pide que los pacientes acudan acompañados, e incluso quieren que ellos realicen “trabajitos” inherentes al hospital: retirar “cuñas”, tramitar otras consultas, cuidar de los “sueros”, etc.
Esas cosas solo ocurren en España. El acompañante solo debe ser un sostén psicológico de paciente, y debe molestar lo menos posible, haciendo uso de las salas de espera, cafeterías e incluso de W.C. de uso general y no los de las habitaciones de los pacientes. Todo esto es de sentido común. Rogaría que se hiciese una campaña informativa, para ver de concienciarlos.
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