29 agosto 2006

Nuevas costumbres.


Cada vez más a menudo observando a los lados de la carretera, o en las mismas aceras de la ciudad, pequeños “altarcitos” floridos.

Quiero suponer que son recordatorios de accidentes de tráfico, porque algunos los he podido constatar por la prensa.

También quiero suponer que estos “altarcitos” son montados por los familiares del accidentado, que desgraciadamente fallecen en estos accidentes.

La cuestión en sí ya es bastante curiosa, pero lo más curioso de todo, es que estos monumentos funerarios están situados en zonas donde no se puede explicar como ni porqué un accidente ha ocurrido con resultado de muerte.

Esta costumbre va teniendo cada vez más adeptos, y por mi parte la considero un tanto macabra, además de constatar que quizás en la mayoría de los casos los culpables fueron ellos mismos.

Hay mucho suicida, lo malo es que los demás no lo sabemos, ni tampoco su familia.

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