17 noviembre 2006

Violencia en las escuelas

Nos escandalizamos cuando las situaciones llegan a un punto, donde el retorno será difícil.

Pero hay modas y costumbres que sin ser sabio se puede prever que pueden cambiar el futuro.

Por ejemplo, los niños, cada vez a menor edad, usan los teléfonos móviles y ordenadores, acostumbrandose a “chatear” de forma simple y rápida, en el futuro no creo que su forma de escribir y el uso del lenguaje vaya a ser tal y como lo conocemos hoy.

Desde hace bastantes años, los niños estén recibiendo, constantemente, imágenes agresivas, por diferentes medios: películas, videojuegos (es realmente difícil encontrar alguno que este exento de violencia), en la calle, y lo que es peor en su propio hogar. No creo que sea el mejor método para inmunizarlos contra la violencia. Lo ven normal, como una forma de resolver los temas que no les gustan.

Todos, hoy en día, vemos como cosa normal, situaciones que hace pocos años no existían. Yo recuerdo haber leído, hace muy pocos años, un artículo donde se decía que en el futuro todos llevaríamos un teléfono en el bolsillo. Parecía cosa de ciencia-ficción, pues se convirtió en realidad.

Si a esto le añadimos el desinterés de la mayoría de los padres por sus hijos, tenemos el caldo de cultivo preparado para el crecimiento de cosas indeseables.

Ayer me comentaron como el pueblecitos sin industria ni comercio, donde sus habitantes viven del campo, al ofertar el Ayuntamiento plazas de guardería (por aquello de que no siempre las subvenciones llegan o se emplean donde deben) los padres (muchos de ellos desempleados) dejan a sus hijos bastantes horas al día en la guardería. Incluso llegaron a protestar enérgicamente ante el Ayuntamiento, ante la pretensión del mismo de cerrar por vacaciones la guardería durante el mes de agosto.

Deben de pensar que los hijos son otro articulo de consumo, que se debe tener, pero se intenta delegar la tarea de ocuparse de ellos. Era demasiada carga estar y jugar con sus hijos durante 30 días. Ahora ya no llama la atención que los padres no se ocupen de sus hijos, sino todo lo contrario, que lo hagan.

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